Su muerte prematura, a los 62 años de edad, tiñe este primer día de marzo de un silencio y de una nostalgia absoluta en el mundo de las letras.
Las notas que lamentan su muerte, como flores, aumentan cada minuto. Instituciones, escritores, periodistas, políticos, y todos sus lectores, no hemos dejado de expresar nuestras condolencias por la pérdida de este "hombre del Renacimiento Contemporáneo", como lo ha llamado Elena Poniatowska, y que sin duda alguna representa uno de los pilares más importantes de la literatura y el pensamiento político del México contemporáneo.
En su brillante obra narrativa, poética y ensayística, Montemayor investigó los movimientos guerrilleros en México y dedicó gran parte de su trabajo crítico a la literatura actual y tradicional en varias lenguas indígenas, cuyas obras son determinantes para entender la problemática actual del país.
El historiador Miguel León-Portilla declaró que Montemayor fue un crítico severo de la realidad y analizó la problemática social del país con agudeza y profundidad, pero también fue un hombre comprometido con su tiempo, los indígenas, sus causas y su lengua. “En suma, un gran mexicano”.
Carlos Montemayor fue despedido en la Academia Mexicana de la Lengua de la que formaba parte.
Nacido en Parral, Chihuahua (norte de México) en 1947, publicó, entre otros libros, los volúmenes de poesía Las armas del viento (1977), Abril y otros poemas (1979) y Finisterra (1982). En narrativa, ganó el premio Xavier Villaurrutia con Las llaves de Urgell (1971) y el Juan Rulfo con Operativo en el Trópico (1994). Escribió además La tormenta y otras historias (1999) y Las armas del alba (2003).
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