En esta ocasión Cuatrogatos nos presenta una reseña escrita por Javier Munguía del libro La risa de los cocodrilos de María Baranda, con ilustraciones de Julián Cicero, y publicado por Ediciones El Naranjo.
La risa de los cocodrilos*
La mujer que aparece en la portada tiene el extraño nombre de Ombia Yosuna Liana. De cariño y para simplificar, todos la llaman Ombi. Ombi vive sola y sueña todos los días a la hija con trencitas que no tiene. Ombi va todos los martes al cine con el señor Conac. Ombi se da ánimos siempre que lo necesita llamándose “chulada”. Ombi viaja todos los jueves a un pueblo cercano a su ciudad para visitar a su hermana. Para terminar su retrato, he de decir que Ombi trabaja respondiendo las cartas de los lectores de una revista, que le son entregadas puntualmente por el señor Veedor, el cartero.
La tranquila vida de Ombi da un giro cuando recibe la carta de un niño llamado Jonás. Jonás le pregunta a Ombi por qué son tan distintos él y su mamá. En la búsqueda de esa respuesta, Ombi hará descubrimientos que no solo atañen a Jonás, sino también a ella misma.
Hay libros que ofrecen espacios a tal grado habitables, cálidos, que el lector no tiene más remedio que volver una y otra y otra vez a ellos. La risa de los cocodrilos, de María Baranda, es uno de esos libros. En este cuento con bellas ilustraciones de Julián Cicero no existen los villanos. Sus personajes son cómicos, imperfectos y tiernos. Algunos de ellos viven solos, pero no llevan la soledad como una pesada carga. Más bien como una oportunidad de sumar una soledad con otra y obtener de la ecuación la compañía.
La tranquila vida de Ombi da un giro cuando recibe la carta de un niño llamado Jonás. Jonás le pregunta a Ombi por qué son tan distintos él y su mamá. En la búsqueda de esa respuesta, Ombi hará descubrimientos que no solo atañen a Jonás, sino también a ella misma.
Hay libros que ofrecen espacios a tal grado habitables, cálidos, que el lector no tiene más remedio que volver una y otra y otra vez a ellos. La risa de los cocodrilos, de María Baranda, es uno de esos libros. En este cuento con bellas ilustraciones de Julián Cicero no existen los villanos. Sus personajes son cómicos, imperfectos y tiernos. Algunos de ellos viven solos, pero no llevan la soledad como una pesada carga. Más bien como una oportunidad de sumar una soledad con otra y obtener de la ecuación la compañía.
[*Lee la reseña completa en la siguiente dirección: http://cuatrogatos.org/ojoavizorlarisadeloscocodrilos.html ]
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