En una entrevista con La Jornada Guerrero, el cuentacuentos Gerardo Méndez Pinzón —que participa continuamente dentro de los proyectos del Club Sácale Jugo a la Lectura— comentó lo siguiente: “Menos balas y más libros, ésa es la consigna; con más lectura habría menos violencia”.
Gerardo Méndez Pinzón es licenciado en Teatro y Artes Escénicas, autor, director y actor de espectáculos infantiles y pionero de la narración oral en América Latina. En la entrevista que dio a La Jornada habla sobre la labor de los cuentacuentos, sobre su carrera y las ventajas de promover la lectura entre los pequeños.
En el Club Sácale Jugo a la Lectura les compartimos la entrevista que le hicieron tras su participación en el Encuentro Estatal de Lectura, organizado por la Secretaría de Educación del estado de Guerrero.
“Menos balas y más libros”, propone el narrador
–¿Qué es un cuentacuentos?
–Un narrador de cuentos es una especie de chamán, una especie de brujo o de juglar que trata, con los recursos que tiene, su palabra y su cuerpo, mantener viva la tradición oral de su pueblo que en México, ya sea por la computadora, el videojuego o por la televisión, se están perdiendo. Eso somos nosotros los cuentacuentos y ésa es nuestra labor fundamental.
Con 25 años de trabajo en el ámbito de éste que es un nuevo oficio que cada vez más tiende a la profesionalización, Méndez Pinzón ha recorrido diferentes partes de Europa y América, desde el norte hasta el sur, con un bagaje de historias con las que hechiza a niños y adultos, a través de no más instrumentos que las inflexiones de su voz, el manejo del lenguaje corporal y del espacio físico, así como con imaginación y creatividad.
Méndez Pinzón explica que un cuentacuentos o narrador oral no es un payaso, ni un actor; “porque contar un cuento no es actuarlo; ni llenarlo de artilugios que distraen de la historia; contar un cuento, es contarlo, narrarlo con la fuerza de tu palabra, de tu voz y tu lenguaje corporal como herramienta, elementos eficaces para acercar a los niños a los libros y a la lectura; sin necesidad de escenografías, utilería y cosas de esas”.
–¿Cómo fue que te hiciste narrador de cuentos?
–Durante muchos años fui actor de teatro; pero en 1990 conocí a un maestro de narradores de cuentos; el maestro cubano Francisco Garzón Céspedes, que vino a México a dar talleres de narración oral y paralelamente tomé otro para la formación de promotores de lectura y me di cuenta de que ambas habilidades son afines y que realmente sirven para acercar a niños y adultos a los libros y a la lectura.
Comenta que el de cuentacuentos es un oficio que poco a poco, gracias al trabajo serio que se realiza y al valor que cada uno de los narradores orales da a su labor, se ha ido profesionalizando; “nos hemos aglutinado en asociación y pugnamos porque se le dé un lugar como a la danza, el teatro, la pintura, porque la narración de cuentos también es un arte que rescata lo mejor del ser humano”.
–¿Y en dónde empieza la tarea del cuentacuentos?
–Nuestro trabajo empieza con la palabra fin o con el y vivieron muy felices. Es ahí que empieza nuestra labor como mediadores o acompañantes de la lectura; y empieza reflexionando acerca de la historia, haciendo algún proyecto con la historia, buscando el vocabulario. Cuando yo cierro el libro, ahí no termina el cuento, pues mi imaginación y mi creatividad comienzan a volar justo en ese instante.
Méndez Pinzón trabaja como freelance y su labor la desarrolla fundamentalmente en escuelas, ferias del libro, museos, bibliotecas, festivales de lectura y en encuentros nacionales e internacionales, gracias a lo cual ha obtenido los más altos reconocimientos en este género, cuyos más grandes obstáculos dice que se encuentran en las autoridades, ya sea estatales o municipales.
Dice con preocupación: “Nuestro principal obstáculo es el escepticismo de ciertas autoridades para apoyar este tipo de proyectos”.
–¿Cuáles autoridades?
–Las que se encargan de los proyectos educativos y presupuestales de los estados o de los municipios; “no creen que esto sea realmente eficaz, eficiente y educativo y aunque pregonan que es importante, que hay que leer; realmente no creen en eso, y el contar un cuento bien narrado, claro que provoca el gusto por la lectura y el amor a los libros.
Méndez Pinzón es también escritor y tres de sus obras se encuentran ya en las bibliotecas escolares o de Aula de la Secretaría de Educación Pública; Los misterios de la abuela, Juan Juanetes y Toribio. Al publicar esta última atravesó todo un viacrucis, pues lo mismo que los libros de poesía, los de literatura infantil tienen que esperar mucho tiempo para su edición, según comentó.
–Has contado cuentos a niños de varias partes del mundo, ¿son diferentes?
–No. No importa si un niño es de España o de La Montaña alta de Guerrero; si es de campo o de ciudad, los niños se siguen encantando con el poder de la palabra; eso lo he comprobado durante todos estos años. ¿A quién no le gusta que le cuenten cuentos?; tan es así (parafraseó a Martha Sastrias) que Scherezada se sirvió de mil y una historias para salvar su cabeza, los cuentacuentos la pierden por contarlas.
–¿Qué es un cuentacuentos?
–Un narrador de cuentos es una especie de chamán, una especie de brujo o de juglar que trata, con los recursos que tiene, su palabra y su cuerpo, mantener viva la tradición oral de su pueblo que en México, ya sea por la computadora, el videojuego o por la televisión, se están perdiendo. Eso somos nosotros los cuentacuentos y ésa es nuestra labor fundamental.
Con 25 años de trabajo en el ámbito de éste que es un nuevo oficio que cada vez más tiende a la profesionalización, Méndez Pinzón ha recorrido diferentes partes de Europa y América, desde el norte hasta el sur, con un bagaje de historias con las que hechiza a niños y adultos, a través de no más instrumentos que las inflexiones de su voz, el manejo del lenguaje corporal y del espacio físico, así como con imaginación y creatividad.
Méndez Pinzón explica que un cuentacuentos o narrador oral no es un payaso, ni un actor; “porque contar un cuento no es actuarlo; ni llenarlo de artilugios que distraen de la historia; contar un cuento, es contarlo, narrarlo con la fuerza de tu palabra, de tu voz y tu lenguaje corporal como herramienta, elementos eficaces para acercar a los niños a los libros y a la lectura; sin necesidad de escenografías, utilería y cosas de esas”.
–¿Cómo fue que te hiciste narrador de cuentos?
–Durante muchos años fui actor de teatro; pero en 1990 conocí a un maestro de narradores de cuentos; el maestro cubano Francisco Garzón Céspedes, que vino a México a dar talleres de narración oral y paralelamente tomé otro para la formación de promotores de lectura y me di cuenta de que ambas habilidades son afines y que realmente sirven para acercar a niños y adultos a los libros y a la lectura.
Comenta que el de cuentacuentos es un oficio que poco a poco, gracias al trabajo serio que se realiza y al valor que cada uno de los narradores orales da a su labor, se ha ido profesionalizando; “nos hemos aglutinado en asociación y pugnamos porque se le dé un lugar como a la danza, el teatro, la pintura, porque la narración de cuentos también es un arte que rescata lo mejor del ser humano”.
–¿Y en dónde empieza la tarea del cuentacuentos?
–Nuestro trabajo empieza con la palabra fin o con el y vivieron muy felices. Es ahí que empieza nuestra labor como mediadores o acompañantes de la lectura; y empieza reflexionando acerca de la historia, haciendo algún proyecto con la historia, buscando el vocabulario. Cuando yo cierro el libro, ahí no termina el cuento, pues mi imaginación y mi creatividad comienzan a volar justo en ese instante.
Méndez Pinzón trabaja como freelance y su labor la desarrolla fundamentalmente en escuelas, ferias del libro, museos, bibliotecas, festivales de lectura y en encuentros nacionales e internacionales, gracias a lo cual ha obtenido los más altos reconocimientos en este género, cuyos más grandes obstáculos dice que se encuentran en las autoridades, ya sea estatales o municipales.
Dice con preocupación: “Nuestro principal obstáculo es el escepticismo de ciertas autoridades para apoyar este tipo de proyectos”.
–¿Cuáles autoridades?
–Las que se encargan de los proyectos educativos y presupuestales de los estados o de los municipios; “no creen que esto sea realmente eficaz, eficiente y educativo y aunque pregonan que es importante, que hay que leer; realmente no creen en eso, y el contar un cuento bien narrado, claro que provoca el gusto por la lectura y el amor a los libros.
Méndez Pinzón es también escritor y tres de sus obras se encuentran ya en las bibliotecas escolares o de Aula de la Secretaría de Educación Pública; Los misterios de la abuela, Juan Juanetes y Toribio. Al publicar esta última atravesó todo un viacrucis, pues lo mismo que los libros de poesía, los de literatura infantil tienen que esperar mucho tiempo para su edición, según comentó.
–Has contado cuentos a niños de varias partes del mundo, ¿son diferentes?
–No. No importa si un niño es de España o de La Montaña alta de Guerrero; si es de campo o de ciudad, los niños se siguen encantando con el poder de la palabra; eso lo he comprobado durante todos estos años. ¿A quién no le gusta que le cuenten cuentos?; tan es así (parafraseó a Martha Sastrias) que Scherezada se sirvió de mil y una historias para salvar su cabeza, los cuentacuentos la pierden por contarlas.
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