La literatura y el futbol

Jorge Luis Borges, uno de nuestros iconos literarios, aborrecía el futbol: “Es feo estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos”.
Así durante décadas salvo excepciones ambos mundos sucedieron en dimensiones paralelas. En forma esquemática podría resumirse que: los escritores desdeñaban el futbol y los futboleros huían de la literatura.
Se dice que la mala relación entre literatura y futbol comenzó cuando, en 1880, el escritor británico Rudyard Kipling (1865-1936) despreció a ese deporte y a ''las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan''.


Sin embargo como en todo no faltaron las excepciones de aquellos escritores que de un modo u otro se acercaron a la literatura. Por ejemplo en los años 20 el peruano Juan Parra del Riego y el argentino Bernardo Canal Feijóo escribieron ''Penúltimo poema del futbol'' y Horacio Quiroga publicó ''Suicidio en la cancha'', un cuento sobre el caso real de un jugador de Nacional que se pegó un tiró en el círculo central de la cancha. De aquellos tiempos es el primer relato totalmente ficcional sobre futbol en el Río de la Plata: la novela del francés Henri de Montherlant Los once ante la puerta dorada. En 1923, nada menos que en su meláncolico libro Crepusculario, Pablo Neruda escribió el poema ''Los jugadores'', y 12 años después, ''Colección nocturna'', incluido en Residencia en la tierra. Durante el primer medio siglo hubo escasos coqueteos de la literatura con el fútbol una aguafuerte de Roberto Arlt sobre el Seleccionado Nacional y poco más; quien entró a saco lleno en el tema fue el uruguayo Mario Benedetti con su ya célebre cuento ''Puntero izquierdo'', escrito en 1955, y publicado en el libro Montevideanos.
En el boom de la literatura latinoamericana muchos escritores más comenzaron a acercarse más al fenómeno de este deporte. Por ejemplo tras un partido entre Junior y Millonarios, Gabriel García Márquez declaró: ''No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago públicamente a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo, ahora, es convertir a alguien''.


A partir de los años 60 y 70 muchos escritores más comenzaron a escribir sobre futbol. Camilo José Cela escribió Once cuentos de fútbol, y el mexicano Juan Villoro, El hombre que murió dos veces.
Para los años 80 si bien ya se produjo la inclusión del futbol como componente de lo popular en el mundo literario, la relación seguía siendo distante.
Por otra parte en los años 90, con la globalización del negocio del futbol, la literatura acompañó ese devenir y también el mercado editorial. Hoy no se trata tanto de un acercamiento del arte a los sectores populares sino lisa y llanamente con excepciones de una operación de mercado. Primero fue el realismo político, luego la novela histórica y la literatura new age y actualmente el futbol.
También la poesía se ha visto involucrada. Washington Cucurto en su poema Entre hombres, dice: ''El futbol es un deporte de hombres dulces / el futbol es un deporte de hombres que se quieren con locura''.


De alguna manera la literatura y el futbol quedarán siempre en esa balanza, en la que algunos escritores, como Juan Villoro, continuarán acercándose a este deporte pues ven en el una forma importante en la manifestación de la cultura popular, y de un fenómeno mundial de suma importancia. Javier Marías dijo que ''el futbol es la recuperación semanal de la infancia'', y el intelectual comunista Antonio Gramsci lo definía como ''el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre''.
Milán Kundera escribía que ''tal vez los jugadores tengan la hermosura y la tragedia de las mariposas, que vuelan tan alto y tan bello pero que jamás pueden apreciar y admirarse en la belleza de su vuelo''. Pier Paolo Pasolini dijo: ''El futbol es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos: se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una subversión del código: es una ineluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética. El goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El futbol que produce más goles es el más poético. Incluso el dribbling es de por sí poético (aunque no siempre como la acción del gol). En los hechos, el sueño de cada jugador (compartido por cada espectador) es partir de la mitad del campo, dribbliar a todos y marcar el gol. Si, dentro de los límites consentidos, se puede imaginar en el futbol una cosa sublime, es ésa. Pero no sucede nunca. Es un sueño''.
Hoy en día es más común encontrar opiniones de intelectuales que hablan sobre futbol, y de un modo u otro lo intengran entre los temas importantes. No obstante, ¿qué tanto se acercan los futbolistas a la literatura? Esa perspectiva es en cierto modo difícil conocerla.

2 comentarios:

Blanca Parra dijo...

Hay una antología de "Cuentos de Fútbol" de Jorge Valdano, que incluye un cuento del propio Valdano. Es de hace como 20 años o algo así.

Sácale Jugo a la Lectura dijo...

Muchas gracias por tu recomendación. Intentaremos encontrar el libro.

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