En el Club Sácale Jugo a la Lectura creemos en la importancia de que los autores se acerquen a los niños para contagiarlos sobre su sentir acerca del mundo de la literatura. Por esta razón dentro de las actividades que llevamos a cabo en el Club, a través de platicas, firmas de libros, presentaciones, y más, consideramos importante que los niños tengan la oportunidad de conversar con sus autores favoritos, y llevarse un grato recuerdo al encontrar sencillez en esos hombres y mujeres que admiran.
Para los pequeños es importante observar las actitudes de las personas creativas, para de este modo formarse con una personalidad más crítica, sensible y abierta.
Como un ejemplo de esto, José Saramago realizó en el 2005 una visita a una escuela en el barrio porteño de Boedo, Argentina, para dialogar con los alumnos sobre su obra, su pasión por la literatura, y otros temas de actualidad internacional.
En aquella ocasión Saramago comentó lo siguiente: "Que mis libros los lea un lector adulto, es normal. Ahora, que un niño se acerque para demostrar con sus preguntas que ha leído mis libros y que me conoce, es una emoción muy fuerte".
También dijo: "La literatura tiene mucho para enseñar. Enseña lo que tiene que ver con la persona: sus sentimientos, sus sueños, sus reflexiones, la alegría, la tristeza. Me gustaría que, dentro de unos años, algunos de vosotros entren en una librería o en la biblioteca de la escuela y pida un libro de José Saramago. Ése será un paso más".
Al hablar sobre su propia infancia y experiencia como alumno, Saramago recordó que su afición literaria surgió desde muy temprano. "Los libros que yo he leído en mi juventud los he leído en la biblioteca pública: durante el día trabajaba y por la noche iba a leer a la biblioteca. Leí de todo, todo lo que podía. No había nadie que me dijera 'esta obra no te conviene, es demasiado pronto para ti'. La aventura era leer y leer."
Cuando se le preguntó sobre sus propios gustos como lector, confesó que todos los libros tienen algo que necesitamos. "Los autores y sus lectores constituyen una tribu. La gente se reúne alrededor de un libro y encuentra que en ese libro hay una humanidad, que no es sólo la que podemos reconocer como contemporánea nuestra: hay una humanidad que es toda la herencia cultural, el lenguaje."
Finalmente, los chicos se animaron a manifestar sus inquietudes por el conflictivo escenario internacional, y le preguntaron sobre las tensiones existentes en todo el mundo. El novelista se permitió, entonces, un último consejo: "El mundo está ahí y hay que conocerlo. Tenéis que empezar ya a conocer el mundo".
Aquellos niños que compartieron, al menos, un momento con el Premio Nobel, jamás lo olvidarán y siempre tendrán la curiosidad de acercarse a los libros, pues se habrán dado cuenta de que los escritores son personas comunes, sencillas, y que están disponibles para platicar con ellos.
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